¿Trabajar
hasta morir, es la condena de los mortales? ¿Quién nos ha impuesto esa carga
inexorable y pesada. Somos homo economicus?
La
tiranía de producir bienes/frutos hasta cierto límite de la vida sería justo
para luego disfrutarlo con gratitud, alegría. Sin embargo trabajar hasta la
muerte sin salario ni cuidado para personas ajenas, es triste y ni la dureza
del alma logra comprender. Don Fructuoso trabajaba a pesar del peso de sus 83
años lejos de sus familiares cuidando una “quinta” o corral de vacas; su
dormitorio en una frágil casa de motacú, su cama sobre frías tablas de madera,
con la compañía de gallinas y perros. Los ladrones lo asaltaron durante tres
ocasiones para despojarlo de sus pertenencias.
Fue
aliviado de su peso en ese potrero a una distancia de una hora y 15 minutos de
El Torno por Willian Villagómez. Ahora en Centro de Ancianos Vida Feliz él se
destaca porque viste de colores, irradia alegría lo llaman “frutillita”. Con
don Fructuoso se inició el Proyecto del Albergue para transición de
ancianos-pacientes del hospital y su casa, que luego de sus cirugías retornen
sanos al campo, un lugar de seguimiento médico, para casos extremos, vivienda
para ancianos del campo. El proyecto consta de 70 mil $us aún se encuentra en
proceso de construcción.
Don Fructuoso - Frutillita |
Proyecto Albergue |